Estabamos en la piscina, desnudos. El agua estaba casi tan caliente como nosotros.
Comenzamos a besarnos, mientras nuestras manos exploraban muestreos excitados cuerpos, resbalando suavemente por la piel mojada y muy húmeda por pasión.
Yo estaba sentado en el escalón que hay al borde de la piscina, mientras Mari se sentó sobre mi de manera que podía penetrarla.
Mientras la pasión distraía nuestros sentidos, nos dimos cuenta de que una pareja se iba acercando a nosotros. No era casualidad, nos estaban buscando. Poco a poco la distancia con ellos se redujo hasta que se situaron a nuestro lado. Ella se tumbo boca arriba agarrandose al bordillo, de manera que el podía devorar su sexo. Al mismo tiempo ella fue alargando su mano hasta acariciarme las nalgas y acompasar mi ritmo, cada vez mas acelerado. La situación era excitante, tanto que hizo que me corriera dentro de Mari con una sonrisa cómplice entre ambos. Hacia todavía mas calor...
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¡¡¡Música Maestro!!!
En la mitología griega, Terpsícore (en griego Τερψιχόρη "La que deleita en la danza") es la musa de la danza, de la Poesía-Ligera propia para acompañar en el baile a los coros de danzantes y también se le considera como la musa del canto coral. Representada como una joven esbelta, con un aire jovial y de actitud ligera. Guirnaldas de flores forman su corona y entre sus manos, hace sonar una lira.
En algunas leyendas, Terpsícore (como la madre) junto con Aqueloo o Forcis (como el padre) aparecen como los progenitores de las sirenas (divinidades marinas dotadas de una maravillosa voz), que osaron competir con las musas, quienes las derrotaron y arrancaron las plumas. Avergonzadas, las sirenas se retiraron a las costas de Sicilia donde, con su canto, ejercían tan poderosa atracción sobre los marinos, que éstos no podían evitar que sus navíos se estrellaran contra las rocas.
En algunas leyendas, Terpsícore (como la madre) junto con Aqueloo o Forcis (como el padre) aparecen como los progenitores de las sirenas (divinidades marinas dotadas de una maravillosa voz), que osaron competir con las musas, quienes las derrotaron y arrancaron las plumas. Avergonzadas, las sirenas se retiraron a las costas de Sicilia donde, con su canto, ejercían tan poderosa atracción sobre los marinos, que éstos no podían evitar que sus navíos se estrellaran contra las rocas.
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Selección de videoclips de música pop que nos ha gustado